domingo, 12 de noviembre de 2017

10 de noviembre de 2017. Favela Bistró c/ Finlandia, 7 Tf 962063750

Vamos a un local que ha sido ocupado por grandes en la gastronomía de esta ciudad. Aquí ha cocinado desde Oscar Torrijos, como Enrique Medina (Apicius) y más recientemente Quique Barella (Q de Barella). Ahora ocupado por un nuevo restaurante que ya lleva rodando aproximadamente un año. 
Lo han decorado con los colores típicos de Brasil, amarillos y verdes por doquier, le han puesto un mobiliario más llevadero y una cocina mezcla de los sabores latinos, sobre todo los brasileños, con el uso del producto de aquí. Tenemos el menú que oferta el Tenedor con Restaurant Week: se donará un euro por cada comensal que se acoja a este menú. Leemos las cartas, los otros menús que existen pero nos decidimos por quedarnos con el de Restaurant Week.
Para acompañarlo y para hacer un poco de patria ajena, nos decidimos por un vino portugués Insólito del Alentejo. Vino realizado con Aragonez, Touriga Nacional, Alicante Bouschet. De color rubí intenso que viene un poco cerrado y con la temperatura un poco alta para lo que nos gusta. A lo largo de la comida se comportará bastante bien: vino muy alcohólico pero de entrada suave y con una unos taninos muy matizados. En nariz, frutas rojas maduras, compotas y chocolate. 
Pero vamos a lo importante.
Aperitivo de la casa: pequeña bolita de patata con lo que en principio sabía a ketchup pero dado el picante que enseguida se asomó nos dimos cuenta que era un chile. Nos indicaron el nombre, pero confieso, no lo recuerdo.
Como entrantes: ceviche de mango y fresas: muy refrescante y un bocado delicado. Dumpling de puchero valenciano: dumpling relleno de puchero dentro de un caldo de potente sabor a puchero. Lo de siempre pero mucho más divertido: sopa de garbanzos con un dumpling con la carne del cocido. Rico rico. Y Involtini de berenjena con ricota: berenjena asada rellena de ricota. Delicado y sabroso.
Como platos fuertes habían dos por lo que pedimos los dos para compartir. Espectacular bobó de camarao con curry brasileño con yuca y pisto de la huerta. Delicioso curry de camarones con verduras y cubitos de yuca. Plato para no perderselo nunca. El curry cremoso, potente de sabor pero controlado en su picante y los camarones habían apenas tocado el fuego por lo que estaban jugosos y muy sabrosos. Nos encanta, el mejor plato de la comida. El otro fuerte era un filete de picanha (ternera) con guarnición de la huerta: la carne muy sabrosa y muy tierna. Soberbio el puré de chirivía. Buen plato, sin dudarlo.
Como postre nos cambian el Trío de trufas brasileñas por una tarta de queso con mango y maracuyá que nos lo devoramos sin miramiento. 
Nos animamos a tomar una caipirinha que viene con un original envoltorio: bolsa llena de hielos con la caipirinha: está potente pero con el dulce del azúcar y lo frío de los hielos, nos la tomamos hasta la última gota.
Esta vez Andrés si pide café. Se anima con un expreso brasileño que viene con cachaza y algo de nata. A ese café no puedo resistirme así que sean dos. 
A mitad de la comida se ha acercado el dueño (uno de los socios), amo de los fogones, Oscar. Nos conocimos hace muchos años cuando trabajaba en sala en el restaurante La Pitanza. Él es quien nos reconoce. Quien nos ha atendido durante toda la comida ha sido Claudia (la otra socia), la parte brasileña del negocio. Tenemos una amena conversación. 
Les deseamos mucho éxito en su negocio: gente joven con ganas de emprender y arriesgando es para desearles lo mejor.








20 de octubre de 2017. Clectic c/ Gran Vía Marqués del Turia, 63 Tf 963227748

Estamos en la casa de Mauricio Gómez, un chef mexicano pero con profundas raíces españolas. En Clectic quiere desarrollar su potencial como cocinero y pretende crear un mundo de sensaciones entre sus comensales.
Para variar, Andrés llega antes al local. Llego unos minutos más tarde y la mesa es una de las del fondo; con sofá mullido en un lateral y sillas de diseño en el lateral opuesto. El sitio es muy moderno, como descuidado (pero para nada) y abierto totalmente a la calle. Las mesas amplias, de madera robusta y nada vestidas...con lo indispensable.
Las cartas que traen son las del menú ejecutivo, el que tienen para comidas de trabajo, por 10€. Queremos ver más. Así que pido la carta donde está el menú de degustación y la carta de vinos. 
Vamos a tomar el menú de degustación para tener una mejor idea de qué se trata su cocina (de hecho se llama 'los platos favoritos del chef') y viendo los platos, me decanto por un tinto conocido: Les Cousins L'Inconscient, vino del Priorat elaborado con Garnacha tinta y cabernet sauvignon que siempre responde bien. El problema es el servicio de vino, bueno, el no servicio de vino: abre la botella y se dispone a servir media copa de vino a cada uno. A quien nos atiende, le pido que pare, le pido probarlo para ver si está bien el vino y si está a la temperatura que me gusta. Lo pruebo y le pido que lo refresque. Ante mi asombro, se lleva la botella para traerla tiempo después dentro de una cubitera con hielo. Bueno...ahora el vino estará a mejor temperatura y durante la comida lo disfrutaremos. Como hay bastante sed, además pedimos agua y agua con gas. Así no nos beberemos la botella de vino con el primer plato.
Pero vamos al menú degustación.
Tostaditas crujientes de atún rojo. Lleva jalapeños, algo cítrico y algas. Es un bocado rico, refrescante y sabroso. Nos deja con ganas de más.
Ceviche de corvina con manzana verde y buena cantidad de trozos de pescado. Pese a la ausencia de picante, el ceviche está impresionante.
Crema de calabaza con cortezas de cerdo y crema de aguacate. La crema está sabrosa, cremosa, rica pero aún hace calor para este plato. Tal vez, podrían plantearse ponerla fría en los tantos meses de calor que tenemos en Valencia. Las cortezas, para mi, sobraban. Para Andrés no.
Delicados ñoquis en salsa de gorgonzola y avellanas crujientes. Llevaba también chocolate negro (creo que no era mole poblano dado que no picaba nada ni se notaba sabor a especias). Pese a que estaba muy rico, he de confesar mi asombro de los ñoquis y el queso gorgonzola, no entendí muy bien el plato o, mejor, qué hacía en el menú degustación.
Costillas al vino tinto sobre crema de patata y verduras salteadas. La carne de las costillas, muy tierna y sabrosa, el puré cremoso y rico y las verduras aportando frescura y textura (estaban poco hechas). Plato contundente.
Sorbete de aguacate y miel de agave: un sorbete que dado su gran dulzor pierde parte de su poder refrescante. Más un postre o un prepostre que un sorbete.
Como postre nos ponen un milhojas con salsa de vainilla y frutas del bosque: tremendo trozo de pastel, con abundante salsa de vainilla y muchas frutas del bosque. Postre para golosos, golosos.